Cuando hablamos de caídas, casi siempre pensamos en personas mayores, pero rara vez nos detenemos a considerar que la adultez también trae consigo algo llamado fragilidad, y esta puede manifestarse de muchas formas.
¿Qué entendemos por fragilidad?
La fragilidad no es solo un “estar débil”. Puede venir en muchas formas, muchas veces temporeras y otras veces progresivas. Aquí algunos ejemplos:
Condiciones inmunológicas temporeras como después de un virus o bacteria
(Ejemplo: COVID, catarros, infecciones de oído, culebrilla) que dejan al cuerpo débil.
Efectos secundarios de medicamentos que causan somnolencia o mareos.
Cambios o ajustes en medicamentos que afectan la estabilidad.
Diagnósticos neurológicos.
Operaciones en articulaciones como rodillas, caderas o pies.
Lesiones no quirúrgicas que afectan el balance desde abajo hacia arriba.
Cambios compensatorios en el sistema neuromuscular.
Diagnósticos que requieren rehabilitación por debilidad, como cáncer.
Embarazos de alto riesgo, especialmente en edades más avanzadas.
Es importante conocer que las caídas no son parte inevitable de la vida. Son señales. Son oportunidades para observar, prevenir y cuidar. Hablar de caídas no debería darnos miedo ni vergüenza. Al contrario, debería impulsarnos a hacer pequeños cambios que nos den seguridad y autonomía.
¿Qué podemos hacer? ¡Prevenir de forma consciente!
Hablar de prevención y entender cómo hacerlo es un acto de autocuidado para ti, para tus seres queridos, y para cualquier persona. Aquí algunos pasos prácticos:
Hacer las cosas con calma, prestando atención al espacio. Usar adecuadamente los asistentes como andadores o bastones. Evitar movimientos impulsivos o apresurados.
Fortalecer las piernas, caderas y muslos con ejercicios simples y activación del “core”.
Ejercitar el sistema vestibular, es decir, trabajar el equilibrio en la vida diaria.
Conocer los efectos de tus medicamentos y cómo pueden interactuar entre sí.
Practicar destrezas de ambulación coordinada, moverse con seguridad y conciencia del entorno.
Tener conocimiento del espacio donde nos desplazamos: dónde están los muebles, las alfombras, los obstáculos, los desniveles.
¿Por qué es importante hablar de esto?
Muchas personas caen después de una cirugía ortopédica, justo cuando más protegidas deberían estar. Constantemente vemos cómo personas con reemplazos de rodillas, caderas o tobillos sufren caídas en centros de rehabilitación. Esto no debería ser la norma. Cada día vemos más fracturas por caídas que pudieron haberse evitado.
Causas comunes de caídas (¡y cómo evitarlas!):
Pisos mojados o resbaladizos: seca y señaliza los espacios.
Estar solo en una habitación sin las destrezas necesarias para moverse.
Efectos de medicamentos relajantes sin supervisión o alerta.
Falta de confianza o exceso de confianza al dar los primeros pasos luego de una cirugía.
Ropa inadecuada, como pantalones largos que arrastran o se enredan.
Zapatos inseguros, como chancletas con medias.
Urgencia por ir al baño sin acceso a dispositivos de asistencia desde la cama.
¡No dejemos que las caídas sigan ocurriendo por descuido o desinformación! Hablar de prevención no es hablar de miedo. Es hablar de autocuidado, de consciencia corporal, y de tener los apoyos correctos a nuestro alrededor.
¿Qué prácticas has implementado tú para prevenir caídas en casa o en tu lugar de trabajo? Cuéntanos o compártelo con alguien que lo necesite.